Metales reciclables: ¿dónde los encontramos y cómo se logran?

La producción de materias primas a partir de metales reciclados reduce considerablemente las emisiones de CO2 a la atmósfera, el uso de energía y agua en la producción y la contaminación del aire y el agua. Pero además, existe un beneficio comercial en el reciclado de metales: la UE tiene una fuerte dependencia de la importación de metales vírgenes para sostener su demanda creciente de metales, por lo que apostar por el reciclaje supone un valor añadido.

Metales reciclables

Ferros Planes

Última modificación: 28 octubre 2023

Los metales son los materiales más reciclados del mundo. A diferencia de otros, y gracias a la tecnología actual, son relativamente fáciles y baratos de separar y volver a introducir en el ciclo de fabricación, y su reutilización reduce las emisiones de CO2, además de la contaminación del aire y del agua de los ríos que genera la minería. Entre los metales reciclables estrella podemos encontrar el aluminio y el acero, que pueden introducirse en el ciclo una y otra vez sin perder propiedades. En este post explicamos dónde van a parar los metales reciclados y cómo se obtienen.

¿Por qué reciclamos los metales?

El reciclado de metales se remonta a hace muchos años. De hecho, seguro que muchos habremos visto personas recolectar chatarra para venderla toda la vida. Esto es porque ésta tiene valor: puede venderse a lugares donde se recicla para volver a utilizarse sin perder propiedades. Esto repercute en una reducción de costes de fabricación, y además genera puestos de trabajo.

Además del incentivo económico, sin embargo, también existe el incentivo medioambiental: utilizar metales reciclados permite preservar recursos naturales y utilizar menos energía para el procesado del material que si se hiciera con materias primas vírgenes, así como emitir menos dióxido de carbono y otros gases perjudiciales para los ecosistemas. Hay que tener en cuenta que la extracción de mineral contamina el aire y el agua, degrada la tierra y afecta a la biodiversidad.

Según la confederación EuRIC, de las industrias del reciclaje en Europa, la producción de materias primas a partir de metales reciclados reduce en un 80% la contaminación del aire, en un 76% la contaminación del agua y en un 40% el uso de agua, y reduce considerablemente las emisiones de CO2 a la atmósfera. Y apunta a que si la UE recompensara la industria del reciclaje de metales en sus políticas, aumentaría su circularidad.

Es por eso que la reutilización (más que reciclaje) que se llevaba a cabo hace años atrás no es suficiente: es necesario investigar para lograr un modelo de economía circular más eficiente, que garantice la maximización de los ciclos de reciclado, que pueden ser indefinidos, reduciendo la cantidad de desechos que acaban en el vertedero y la producción de materias primas vírgenes innecesarias.

Por otro lado, existe un tercer incentivo, el comercial. La Unión Europea tiene una fuerte dependencia de la importación de metales vírgenes de fuera de sus fronteras para sostener su demanda creciente de metales (sólo produce un 3% de las materias primas que se requieren para fabricar los metales), por lo que apostar por el reciclaje supone un valor añadido.

¿Cuáles son los metales reciclables?

Los metales reciclables cuya chatarra más se codicia son los ferrosos, es decir, las combinaciones de hierro con carbono, como el acero, dado que éste se aprecia mucho en la industria: el 75% del acero que se usa es reciclado, como explica este artículo en La Vanguardia.

La importancia del acero y el hierro reciclados es crucial, dado que es fácil procesarlos y se reutilizan en grandes estructuras como edificios o carreteras, donde hacen falta muchas toneladas de material.

Los no ferrosos como el aluminio, el cobre, el zinc o el estaño también son apreciados: el porcentaje de cobre reciclado en la industria asciende al 80%, y en el caso del aluminio, ese porcentaje es del 75%.

En este sentido, cabe apuntar a la industria alimentaria como la que más cantidad de aluminio reciclado utiliza, en envases como tetrabricks o latas de bebidas: la mayoría de ellos tienen al menos una parte de metal reciclado, o incluso en muchos casos ese porcentaje ya llega al 100%.

Obviamente los metales preciosos todavía tienen más valor en su reciclaje, como el oro, la plata, el platino o el paladio.

Profundizamos en los tres metales más utilizados.

Acero reciclado

El acero es el metal que más importancia económica tiene en el mundo, ya que es, de lejos, el que más demanda tiene por su multitud de usos. De hecho, la vida contemporánea no se entiende sin este metal, presente en todas partes. Sus posibilidades de reciclaje dependen del grado del que hablemos, que condiciona su magnetismo y por lo tanto la posibilidad de usar imanes para su triaje.

Actualmente más del 90% del acero inoxidable que ha llegado al final de su vida útil se recolecta y se recicla en nuevos productos, y más del 35% del acero bruto producido a escala mundial se fabrica con aceros reciclados. De hecho, uno de los motivos por los que no se recicla más acero es porque el 70% de este metal todavía está en uso, lo que implica que si crece la demanda, no hay suficiente chatarra para cubrirla y debe recurrirse a materia virgen. Los principales países de la Unión Europea productores de acero virgen son Alemania e Italia, mientras que a nivel mundial lo son China, la India y Japón.

El reciclado de acero, como apuntamos más arriba, permite reducir las emisiones de CO2 y la energía necesaria para producir material, en un 58% y en un 72% respectivamente. Además, reduce la contaminación del aire propia de la minería, en un 86%, el uso de un bien escaso como el agua, en un 40%, y la contaminación de las aguas en un 76%.

Aluminio reciclado

El aluminio es un recurso cada vez más utilizado en la industria, desplazando en muchos casos a otros metales como el acero, ya que es todavía más reciclable y tiene unas características físicas que lo hacen clave en la transición energética, como su bajo peso, con un protagonismo cada vez mayor en la industria del automóvil, tal como explicábamos en este post. El aluminio siempre va aleado con otros metales, como el magnesio o el cobre, por lo que su proceso de reciclaje siempre consiste en rescatar la máxima proporción de aluminio de cada aleación para volver a restablecer su uso original.

Hoy en día el 75% del aluminio producido sigue en uso en diferentes productos, tras ciclos y ciclos de reciclado, y se recupera alrededor del 90% de este metal de la construcción y el transporte. El aluminio fabricado con chatarra duplica el fabricado con materias vírgenes, algo especialmente importante teniendo en cuenta que se calcula que su demanda crezca en un 50% para 2050. Los principales países productores de bauxita a nivel mundial son Australia, Guinea y China, mientras que a nivel europeo es Grecia quien más produce este mineral. Es, sin embargo, Alemania, quien a nivel europeo transforma más bauxita para producir aluminio. Reciclar este metal, por lo tanto, es esencial para la UE, ya que existe una fuerte dependencia de las importaciones del material bruto.

Gracias al reciclado de aluminio, las emisiones de CO2 se pueden reducir hasta un 92% si las comparamos con la producción bruta mediante la extracción de bauxita, y la energía necesaria para producir aluminio reciclado se reduce en un 95%. Esto también significa un ahorro de espacio en vertederos (cuya presencia afecta a los paisajes naturales) y en la extracción de bauxita (hasta 8 toneladas).

Cobre reciclado

El cobre es uno de los metales más utilizados del mundo, especialmente en construcción, fabricación de componentes eléctricos y electrónicos y transportes, entre otros. El reciclaje de este metal es especialmente importante dentro de la Unión Europea, ya que dispone de depósitos naturales de cobre muy modestos, situados primordialmente en Polonia.

El cobre reciclado supone un 44% del total de la demanda de la UE, y un 70% de los productos que tienen cobre y que han llegado al final de su vida útil se recicla.

Utilizando cobre reciclado se reduce en un 65% el CO2 emitido a la atmósfera y un 85% de la energía que requiere su producción como metal virgen.

¿Dónde van a parar los metales reciclados?

El valor principal del reciclado de metales, como hemos apuntado al principio, es que la materia prima resultante puede usarse para hacer los mismos artículos en tantos ciclos como haga falta, a diferencia de lo que ocurre con otros materiales, como algunos plásticos. Por eso se considera que forman parte de una cadena de valor prácticamente circular, aunque se pueda mejorar en algunos aspectos.

Según la EuRIC, entre que una lata de bebida se vende en el supermercado, se usa, se recicla y vuelve al supermercado pueden pasar tan sólo 2 meses, por ejemplo.

Los metales reciclados, por lo tanto, podemos encontrarlos en cualquier uso que asociemos a los metales vírgenes, ya que no representan ninguna desventaja a nivel funcional, económica o comercial. Algunos ejemplos de industrias que los usan son:

El proceso de reciclado de metales

Aunque pueden existir diferencias de unos países a otros y de unos metales a otros, el proceso por el que pasan los metales reciclables suele tener los siguientes pasos principales:

Recolección

A diferencia de otros materiales, como el papel y el cartón o el plástico, la recolección de metales pasa en menor medida por los vertederos, por el mayor valor de la chatarra. A menudo viene de los desguaces de automóviles, por ejemplo, pero también de la demolición o el desballestado de estructuras de acero como edificios, aviones, barcos, maquinaria agrícola, etc. También representa una gran proporción de la chatarra la que se genera en el mismo proceso de fabricación de nuevos productos, como residuo.

Triaje

El triaje consiste en separar los metales de chatarra mixta o de otros materiales mezclados. Para llevarlo a cabo se usan imanes y sensores, así como raspadores. Características como el color o el peso del metal ayudan a determinar de cuál se trata. El aluminio, por ejemplo, es plateado y ligero, mientras que el cobre es de color rojizo y tiene un peso medio y el latón suele ser amarillo, también de peso medio. Gracias a los raspadores, el valor del material aumenta, al separar el metal limpio del resto.

Procesamiento

Tras el triaje, los metales pasan por una trituradora, ya que las piezas pequeñas permiten una fusión más fácil con menos energía, ya que proporcionan una ratio superficie-volumen más adecuada.

Fundición

La chatarra triturada de metal se introduce en un gran horno para su fundición, diferente según el metal específico. Se trata de la parte del proceso que más energía precisa, aunque menos que la requerida en la fabricación de metales vírgenes. El tiempo necesario para fundir metales depende del tamaño del horno, la temperatura que alcance y el volumen del material a fundir, desde unos minutos a horas.

Purificación

Para lograr que el metal obtenido mediante el reciclado sea de alta calidad y sin contaminantes de otros materiales, se suele purificar. Uno de los métodos utilizados es la electrólisis, es decir, la separación de compuestos mediante electricidad.

Solidificación

Una vez purificados, los metales fundidos se enfrían y solidifican en formas que se puedan usar fácilmente para la producción de productos metálicos. Por ejemplo, normalmente el aluminio se transforma en láminas pequeñas, mientras que al acero se le suele dar forma de bloques.

Transporte

Una vez los metales reciclados ya están fríos y solidificados, ya se pueden usar en procesos de fabricación, como estructuras de construcción o transporte, alimentación, etc. Por eso se transportan a las fábricas como materia prima.

Una vez los productos fabricados con estos metales han llegado al final de su vida útil de nuevo, el ciclo vuelve a comenzar.

Recordemos que cada metal tiene sus particularidades en el proceso de reciclaje. En Ferros Planes ya hablamos del reciclaje del acero y del reciclaje del aluminio.

Los metales reciclables en el mecanizado

Como hemos explicado en este post, los metales pueden tomar diversas formas en su proceso de reciclaje, como láminas o bloques, para transformarse en piezas que se procesan para darles la forma y el tamaño final requeridos para la fabricación de productos. Una de estas piezas son los tubos como los que mecaniza Ferros Planes, que usa gran parte de metal reciclado en la fabricación.

Bibliografía y trabajos de interés:

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