A menudo puede parecer que todas las piezas de metal mecanizadas que forman los objetos de nuestro uso cotidiano se fabrican en el mismo sitio de principio a fin. No obstante, hay varios agentes que intervienen. Por un lado hay un fabricante que produce piezas de materia prima que pueden ser compradas por fabricantes de […]
Última modificación: 28 octubre 2023
A menudo puede parecer que todas las piezas de metal mecanizadas que forman los objetos de nuestro uso cotidiano se fabrican en el mismo sitio de principio a fin. No obstante, hay varios agentes que intervienen. Por un lado hay un fabricante que produce piezas de materia prima que pueden ser compradas por fabricantes de productos muy distintos y por otro, esos fabricantes que producen objetos con esas piezas.
Además, en el medio, suele haber un tercer agente que transforma esas piezas (mediante corte, marcado, prensado, agujereado, etc.) en piezas que cumplan con las especificaciones que establecen los planos para su uso final. Ese tercer agente es la empresa de mecanizado.
Las empresas de mecanizado ejercen, por lo tanto, una actividad un tanto desconocida en España. Mientras que las empresas que usan el mecanizado dentro de sus procesos productivos para fabricar sus productos, sí pueden ver reconocida su actividad dentro del sector que identifica los productos que fabrican, las empresas subcontratadas para llevar a cabo esta parte de la transformación de piezas para la fabricación de productos ni siquiera lo tienen fácil para encontrar un epígrafe del IAE que represente su actividad ante Hacienda.
Las empresas de mecanizado transforman piezas de materia prima en piezas listas para cumplir las especificaciones de los planos del fabricante que producirá objetos con ellas.
En su forma “pura”, por empresas de mecanizado entendemos a aquellas que, a demanda de empresas de fabricación de productos en sectores industriales muy diversos, dan forma y tamaño final a sus piezas de materia prima por medio de la eliminación de material sobrante. Aunque se centran en el mecanizado, a veces pueden integrar valor de otros productos (por ejemplo, pueden mecanizar chapa y tubo), o servicios complementarios, como la provisión de materia prima o la calderería.
Estas empresas no suelen estar, por lo tanto, orientadas al mercado, de manera que su estrategia de crecimiento está determinada por la demanda proveniente de empresas fabricantes de producto, y por lo tanto del crecimiento de estas empresas. Sin embargo, eso no quiere decir que estén necesariamente en desventaja competitiva, ya que su actividad les permite ofrecer sus servicios a sectores muy diferentes, como la automoción, las infraestructuras, el mobiliario, etc., en vez de centrarse en un solo producto, y así diversificar la oferta.
Por el tipo de servicio que ofrecen, las empresas de mecanizado suelen estar en polígonos industriales, cerca de sus clientes potenciales y cerca de las principales vías de comunicación, como ferrocarriles y autopistas. Así pueden transportar con facilidad las piezas terminadas por todo el Estado, e incluso al extranjero.
La actividad de las empresas de mecanizado les permite integrar valor de otros productos y ofrecer sus servicios a sectores muy diferenciados.
La ventaja que ofrecen las empresas de mecanizado subcontratadas por los fabricantes de producto final es el abaratamiento de los costes de producción, al no necesitar dedicar personal, instalaciones o logística a la transformación de piezas de materia prima, además de la calidad propia de quien íntegramente se dedica a esa parte del proceso. En resumen:
La historia de las empresas de mecanizado es la historia de la Revolución Industrial. De hecho, fue la primera máquina-herramienta de mecanizado, la mandrinadora de Wilkinson, la que permitió fabricar la máquina de vapor. Los cambios que comportaron estos procesos de transformación permitieron fabricar a gran escala objetos más complejos, como las mismas máquinas de vapor u otra maquinaria, y es aquí donde la industria del mecanizado dio el salto de los artículos hechos a mano en talleres de madera, de forja o mecánicos, que permitían mecanizar, roscar, cortar, agujerear, etc., piezas, a artículos manufacturados con nuevas máquinas, como tornos, fresadoras y taladros.
España incorporó tardíamente estos avances, ya que la Revolución Industrial del siglo XIX llegó más tarde, y sólamente a algunas comarcas de Cataluña, el País Vasco o Asturias. A partir de los años 60 del siglo XX, España se convirtió ya plenamente en un país industrializado, y la proporción en el PIB de esta industria es creciente.
Se estima que hay unas 6.000 empresas de mecanizado en España, que facturan unos 20.000 millones de euros anuales y dan trabajo a más de 150.000 personas. Las empresas de mecanizado “puras”, no integradas y sin producto propio, son unas 3.000 y facturan una media de 1 millón de euros cada una.
Estos datos indican que se trata mayoritariamente de PYMES, y que el sector está muy fragmentado. Esto dibuja un panorama de oportunidades para el sector, cuyas empresas probablemente experimentarán un gran crecimiento, ya sea por la inversión de grandes grupos empresariales o por la colaboración entre empresas de mecanizado y otros sectores auxiliares.
Estructura económica de una empresa tipo del sector industrial del mecanizado en España
La ubicación de estas empresas en el mapa de España es herencia de los tiempos de la Revolución Industrial. Allí donde se lideró la industrialización (Cataluña, País Vasco, Navarra y Asturias), se concentran hoy buena parte de empresas de mecanizado. Las inversiones hechas en la capital hicieron que Madrid también terminara destacando en este sector, así como la Comunidad Valenciana, por su privilegiada situación en el mediterráneo. Sin embargo, el hecho de que estas industrias sean de pequeño tamaño ha hecho que también proliferen en otros puntos de la península, como Zaragoza, Sevilla, Cantabria, Pontevedra, Toledo, Murcia y Asturias.
Actualmente, Barcelona y Madrid suman conjuntamente más de una tercera parte de la ocupación y la inversión industrial en España, en cuyo sector el mecanizado supone una actividad importante, ya que cualquier pieza con cierta complejidad para fabricar objetos ha requerido un proceso de mecanizado.
Hay unas 3.000 empresas de mecanizado subcontratadas por empresas fabricantes de producto final, que facturan una media de 1 millón de euros cada una al año.
Los retos de futuro para las empresas de mecanizado tienen mucho que ver con su hiperfragmentación. Según un Estudio de Competitividad del Sector Industrial del Mecanizado en España del Proyecto AVIVA, casi un cuarto de las empresas de mecanizado subcontratadas evolucionarán a un estado de integración en el que asumirán más tecnologías de fabricación para ganar competitividad en proyectos más complejos.
También la cooperación de empresas con las que habitualmente comparten relaciones comerciales será interesante para no incurrir en aumentos de costes fijos en el proceso de crecimiento. La inversión en I+D+I, el acceso a las fuentes de financiación y sectores auxiliares como el de la máquina-herramienta, que en España es muy importante, son también importantes retos de futuro.
Por último, es fundamental que los directivos, actualmente con un perfil técnico, se formen en administración y dirección de empresas, y en planes estratégicos, ya que según el mismo estudio, un 65% de los directivos afirma no tener tiempo para formarse en estas materias. Además, la mayoría de empresas de mecanizado son empresas familiares, por lo que las inercias son mayores.